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La integración regional y local

La experiencia de la Unión Europea (UE) demuestra que la inclusión de la dimensión regional y local en su esquema institucional favorece el desarrollo del proceso de integración, brindando legitimidad y eficacia a sus decisiones, considerando que las mismas deben adoptarse en el nivel más cercano posible a los ciudadanos. Es de destacar que en Europa las entidades regionales y locales han creado redes que si bien ejercen presión sobre la UE en defensa de sus intereses, como por ejemplo las redes de ciudades, no se las puede considerar grupos de presión, sino entes de naturaleza institucional con capacidad de participar en el proceso de planificación comunitario.

El Tratado de Maastricht (1992) tuvo en cuenta esta diferencia al valorar el papel de las regiones y creó el Comité de las Regiones (CDR) como nuevo órgano consultivo del Consejo de Ministros y de la Comisión Europea. Conforme a los Tratados de la Unión Europea y de Amsterdam, el Comité de las Regiones debe ser consultado por la Comisión Europea, el Consejo y el Parlamento Europeo sobre cuestiones de interés comºn en los ámbitos polí­ticos que inciden en forma directa en las responsabilidades de los entes locales y regionales.

Se sostiene que el Comité de las Regiones (CDR) es una asamblea polí­tica de la Unión Europea que representa a los entes regionales y locales. Su función es dar voz a dichos entes en la redacción de la legislación europea, acercar Europa a los ciudadanos y servir para que las regiones y ciudades puedan compartir las mejores prácticas y participar en el diálogo con las instituciones europeas.

Mercosur. Cabe destacar que ni el Tratado de Asunción (1991) ni el Tratado de Ouro Preto (1994) previeron formalmente la participación de los gobiernos locales y municipios en el proceso de toma de decisiones en el Mercosur. Esta falta de reconocimiento de la dimensión subnacional significa que no se tuvo en cuenta, desde los gobiernos centrales, que los procesos de descentralización que avanzaban en la región otorgaban a los gobiernos subnacionales un creciente grado de competencias y responsabilidades, y que estas temáticas eran parte permanente de las negociaciones en el Mercosur. Por lo tanto, quienes debí­an cotidianamente establecer polí­ticas públicas para el desarrollo de sus territorios y, por otra parte, demostraban un creciente grado de accionar internacional no tení­an canales formales de participación.

A pesar de esta omisión, las autoridades locales de la región trabajaron arduamente en la defensa de sus intereses y constituyeron una red de ciudades a la que denominaron Mercociudades, a los fines de hacerse visibles y aunar esfuerzos de forma cooperativa, para alcanzar el objetivo de lograr un espacio de co-decisión en el ámbito del Mercosur sobre las materias de su competencia.

El acta fundacional establecí­a que Mercociudades estarí­a integrada por "ciudades capitales, metropolitanas o que por su ubicación, interés integracionista o perfil internacional pueden contribuir a la red" y su objetivo polí­tico central era lograr el reconocimiento institucional del Mercosur, a los efectos de participar en el proceso de decisión de la integración. La declaración de la cumbre fundacional reclamaba "el derecho de las ciudades a ejercer un papel activo y autónomo respecto a los gobiernos nacionales, en las competencias relativas a la integración regional..." y solicitaba "la formulación de un modelo integrado que se corresponda con la estructura institucional montada por el Mercosur y que torne posible, por tanto, la inserción del conjunto de las ciudades en el sistema regional".

Entre 1996 y 1999, las autoridades de Mercociudades desarrollaron una serie de iniciativas orientadas a conseguir el reconocimiento institucional de parte del Mercosur, exponiendo sus puntos de vista y sus planteos en cada oportunidad.

Esta presión rindió su primer fruto en diciembre de 2000, cuando el Consejo del Mercado Comºn aprobó la constitución de la Reunión Especializada de Municipios e Intendencias (Remi) del Mercosur.

Se ha señalado, con acierto, que en el proceso de creación de la Remi se puso de manifiesto "la falta de claridad estratégica sobre cómo podí­an las ciudades aportar al Mercosur". Si bien su creación no ha implicado un reconocimiento formal de la Red de Mercociudades, esta ºltima se convirtió en el motor de la Remi. Sin embargo, es preciso destacar que esta reunión, como órgano del Mercosur, reprodujo el funcionamiento en torno a secciones nacionales, un retroceso con respecto a la forma de funcionamiento de la Red de Mercociudades, que habí­a incorporado en su dinámica de trabajo una visión regional.

La Remi tuvo su reunión constitutiva en junio de 2001, en la ciudad de Asunción. En su marco se realizaron seis encuentros; el ºltimo de ellos en junio de 2004. En ese momento, intendentes y alcaldes plantearon que, dado su carácter de representantes electos por la ciudadaní­a, el ámbito de una Reunión Especializada no era acorde con su estatus polí­tico e institucional. Por lo tanto, nuevamente por demanda de la Red de Mercociudades, el Consejo del Mercado Comºn creó, en ese mismo año, el Foro Consultivo de Municipios, Estados Federados, Provincias e Intendencias del Mercosur. Los "considerandos" de la decisión aluden a la "dimensión polí­tica creciente" del proceso de integración, la "necesidad de acciones coordinadas", y la "conveniencia de la cooperación de las autoridades locales entre sí­". Estos argumentos, en cierto modo, reconocen una realidad inocultable, esto es, la complejidad del proceso de integración.

El artí­culo 1° de la decisión 41/04 establece el objetivo del Foro: "estimular el diálogo y la cooperación entre las autoridades de nivel municipal, estadual, provincial y departamental dos Estados parte del Mercosur".

Como podrá apreciarse, la fórmula utilizada está muy lejos de contemplar la aspiración inicial de Mercociudades de "alcanzar la co¢í€"decisión en asuntos de su competencia", como así­ también de la fórmula de la Unión Europea para su Comité de las Regiones, "será un órgano de consulta de la Comisión Europea, el Consejo y el Parlamento Europeo". A estas notas, debemos sumarle, las demoras en la instalación del Foro, el que comenzó a sesionar recién en Rí­o de Janeiro, Brasil, en enero de 2007, todo indica que la historia de la dimensión subnacional en el ámbito el Mercosur recién comienza a escribirse y que corresponderá a los actores sociales y polí­ticos concretar un accionar que garantice su participación efectiva en la profundización del proceso de integración.

El rol de los municipios. La gestión externa de los municipios en el escenario internacional constituye un acaecer relevante para el desarrollo de los procesos de integración y del regionalismo abierto, los objetivos que guí­an este accionar refieren principalmente a la promoción y desarrollo de sus potencialidades económicas.

Se ha sostenido que la ciudad se encuentra, en materia de polí­tica exterior, ante dos ejes de trabajo: el primero de ellos está dado por las iniciativas que descienden de la esfera de competencia del Estado nacional, es decir, aquellas que a través de la gestión polí­tica han podido ser receptadas por el municipio a través de la articulación y la coordinación de éste con los Estados nacional y provincial. Como segundo eje, encontramos las iniciativas municipales producto de la descentralización, que constituyen una suerte de "polí­tica exterior de las ciudades".

Las ciudades recurren a la opción de la polí­tica internacional de integración para mejorar su situación socio-económica, para así­ poder brindar respuestas a las necesidades y problemáticas que no han podido ser resueltas por el accionar de los Estados nacional y provincial, como así­ también, para encontrar soluciones a sus requerimientos de desarrollo local. En este contexto, se torna vital, trabajar en el diseño de una estrategia de competitividad real y eficaz para Rosario a partir de las oportunidades que el escenario internacional y regional representa para sus fuerzas productivas. Es necesario profundizar la interacción pºblico-privada para poder ejecutar acciones locales (infraestructura básica, gestión eficaz del medio ambiente, acuerdos de complementariedad con otras ciudades del Mercosur a partir de la especialización, etc.) que posicionen al municipio y al gran Rosario en su conjunto, como el "polo de desarrollo" que en algºn momento destelló que podí­a ser.

Oscar Ensinck
Politólogo. Presidente de la Asociación Civil Estudios Populares (ACEP)

Artí­culo de opinión publicado por el Diario La Capital de Rosario (31/03/09).

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