"En la nueva Argentina, no existe más que una sola clase de hombres: los que trabajan".
Juan Domingo Perón
El 1º de mayo de 1886, un grupo de obreros estadounidenses se movilizó en reclamo de reivindicaciones laborales, entre ellas el pedido de reducción de la jornada laboral a ocho horas. La protesta, llevada a cabo inicialmente por 80 mil trabajadores, pronto desembocó en una huelga nacional que afectó a numerosas fábricas.
La fuerza demostrada por los obreros en su reclamo marcó un antes y después en la historia laboral, instaurándose aquella fecha como el “Día del Trabajador”.
En Argentina, el día del Trabajador se conmemora desde fines del siglo XIX. El primer acto se realizó en 1890, en el Prado Español de Buenos Aires, y contó con la participación de numerosos movimientos obreros, integrados en su mayoría por inmigrantes -alemanes, italianos, españoles y portugueses-. Con este acto se inicia en el país la tradición de recordar, cada 1 de Mayo, el “día del Trabajador”.
A partir de la primera presidencia de Juan Domingo Perón (1946-1952), la conmemoración de esta fecha alcanzaría una notable importancia, organizándose celebraciones multitudinarias en todo el país.
A raíz de las numerosas reivindicaciones obreras logradas por el peronismo, el 1º de mayo se convirtió en un día emblemático, destacándose entre las diversas manifestaciones de la época, la convocatoria de los obreros en la plaza de Mayo, llegados en multitud desde temprano para escuchar el discurso del entonces Presidente Perón.