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"Una Iglesia pobre y para los pobres"

P3190122Es el título del artículo escrito por el Secretario General de ACEP Argentina, Daniel Cardozo, con algunas reflexiones sobre los primeros pasos del Papa Francisco y sus vivencias al poder participar de la primera misa ofrecida por el Santo Padre, en la plaza San Pedro, Roma, con motivo de la festividad de San José.

P3190119"Una Iglesia pobre y para los pobres". Ésta debe haber sido una de las frases con más menciones en los últimos días. Sólo al ponerla en el buscador Google, el mismo nos arroja unos 3.500.000 resultados. Ello no es casual, porque dicha mención proviene de quien ha sido centro de la noticia más importante e impactante de los últimos tiempos, el Papa Francisco, recientemente elegido en su cargo.

Y ha sido centro de la noticia más importante e impactante de los último tiempos, porque su designación sorprendió al mundo, de manera grata para muchos, sobre todo para aquellos que más lejos de los centros del poder se encuentran, y más desprotegidos, desesperanzados y cerca del "fin del mundo" están, como gusta repetir al Pontífice y entre los cuales el se incluyó.

El Papa Francisco sorprendió a través de sus declaraciones y de sus primeras acciones, muchas de ellas cargadas de simbolismos, lo que dio fuertes indicios acerca de cuáles serán las prioridades de su gestión al frente de la Iglesia.

Casualmente tuve la oportunidad de estar en Europa participando de un seminario juntos a intendentes y legisladores cordobeses, y coincidir en mi viaje con el momento de la elección del Papa, pero además pude tener el enorme privilegio de estar presente en el oficio de su primera misa en la plaza de San Pedro en Roma. Allí el Santo Padre ratificó en su homilía cuál será su rumbo. Verdad, bondad, ternura, esperanza y preocupación por los pobres serán los ejes de su ministerio.

Tal como expresaba un periodista italiano ese día en la plaza "este Papa va a dar muchas primeras páginas, las cosas que dice, su manera de decirlas y la urgencia propia de un hombre de 76 años se han puesto al servicio de una misión gigantesca y al mismo tiempo muy antigua".

P3190124Le comentaba a un amigo lo impactante que representaba ver a miles de personas que de los lugares más remotos de nuestro planeta se habían llegado desde la madrugada a la plaza San Pedro, para ver a este Papa, que quiere una Iglesia pobre para los pobres. Eran jóvenes, y no tan jóvenes, entre los que se notaban muchas personas de condición humilde, religiosos, la mayoría de ellos misioneros, y gente común, los que ocupaban la plaza desde temprano, además de todas la autoridades eclesiásticas, jefes de estado y demás dignatarios, todos con la misma expectativa.

De todos modos, muchos ya sabían que éste sacerdote jesuita, venido desde un país al sur del planeta, como Argentina, que algunos conocían sólo por el tango, Maradona y recientemente Messi, no empezaba a denunciar la pobreza al ser electo Papa. Y que más allá de algunas operaciones mediáticas vergonzosas y declaraciones de oscuros personajes, sobre todo de nuestro país, los que conocimos al entonces cardenal Jorge Bergoglio, sabíamos de su trabajo permanente por los más necesitados, sin quedarse sólo en la inclusión de los excluídos, sino que bregando por una Argentina con más equidad y justicia social.

Muestra de quien hablamos es el relato, que a modo de anécdota, ofreció el nuevo Pontífice con motivo de mantener su primera reunión de prensa ante periodistas acreditados de todo el mundo, y que tan bien los trascribiera el diario español "El País", y que dice así:

“Hay quien se pregunta por qué he elegido el nombre de Francisco. Yo os voy a contar la historia. En las elecciones, tenía a mi lado al arzobispo emérito de Sao Paulo, el cardenal Claudio Hummes, un gran amigo. Cuando la cosa se iba poniendo peligrosa [iba ganando], él me confortaba, ja ja... Y cuando los votos llegaron a los dos tercios, vino el aplauso porque había sido elegido Papa. Y él me abrazó, me besó y me dijo: no te olvides de los pobres. Y aquella palabra entró aquí [señalándose la cabeza]. Los pobres, los pobres. Mientras continuaba el recuento, pensé en San Francisco de Asís, en su relación con los pobres. Y después pensé en las guerras. Francisco, el hombre de la paz. Y así llegó el nombre a mi corazón. El hombre de paz. El hombre pobre. ¡Cómo desearía una Iglesia pobre y para los pobres…!”.

Lo narrado describe en forma íntegra y con creces al Papa Francisco, ya que la elección del nombre no fue una casualidad, y tal como lo dijera el ex premio nobel de la paz argentino y  reconocido defensor de los derechos humanos, Adolfo Pérez Esquivel, cuando se entrevistara con él, la elección del nombre Francisco tuvo que ver con un programa de vida.

Por Daniel Cardozo

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