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Opinión: "Violencia política, un tema pendiente"

ClauEs el título del artículo de opinión publicado por el periódico "LA VOZ DEL INTERIOR", en su versión online e impresa, y escrito por la Concejala Justicialista de la Ciudad de Córdoba y Directora del recientemente creado Instituto de Políticas de Equidad de Género de ACEP, Claudia Martínez, con motivo de haberse conmemorado el pasado 25 de noviembre el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

lazo-violenciaAquellos resplandores, como mariposas, volaron desde República Dominicana y se esparcieron por el mundo cuando la furia de un dictador quiso acallar las voces de tres mujeres que peleaban por la libertad. Y aquella decisión provocó la masacre de las hermanas Mirabal. Sucedió un 25 de noviembre de 1960, fecha en que se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

La violencia de género que se expresa en el espacio de lo público es la que sufren algunas mujeres que deciden participar en política.

A pesar de palparse hoy un mayor protagonismo femenino, producto de un importante camino recorrido en la lucha por el reconocimiento de nuestros derechos, aún son muchos los obstáculos que se presentan a la hora de garantizar una participación plena y en igualdad de oportunidades con los varones.

Somos la mitad de la población en la región latinoamericana y apenas tenemos un promedio del 20 por ciento de presencia en cargos electivos o ejecutivos, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El cálculo es simple: si de un 50 por ciento ocupamos sólo un 20 por ciento de los roles, deberíamos empezar a preguntarnos sobre la calidad de nuestras democracias, que no incluyen a la mitad de su población en la toma de decisiones.

Sabemos que cada peldaño de esta escalera de la política, para las mujeres es mucho más desigual. Porque el paradigma de la cultura patriarcal aún le asigna a la mujer un rol reproductivo, donde su protagonismo se expresa en el hogar y, en el caso del varón, desde su rol productivo sale a conquistar su espacio de actuación en lo público. En la política, como en la vida, pasa igual.

violenciaEn los partidos, ámbito natural de participación política, la actuación de las mujeres es significativamente mayoritaria, pero igual se reproduce el modelo que nos impone el hacer hacia adentro, las tareas invisibles, que luego no se expresan a la hora de los reconocimientos.

Esta desigualdad no se da sólo en el manejo forzado de los cupos, que es lo más visible, sino en lo cotidiano, donde de tan repetido, está naturalizado en un código que se rige por sus propias reglas. Allí es donde aparecen las barreras que obstaculizan el acceso a los cargos de decisión.

Manifestaciones como el maltrato verbal, la manipulación psicológica, la extorsión laboral, el acoso sexual, son signos de lo que se denomina “violencia política”.

Persiste también la práctica de ejercer presión para votar en contra de las propias convicciones, bajo la amenaza de quedar fuera del esquema de poder o inventando competidores internos para desmovilizarlas y, en muchas ocasiones, premiando a mujeres más funcionales al sistema para disciplinar al resto.

El principal daño de la violencia política hacia la mujer es la erosión de su capacidad como representante de una sociedad, afectándola en lo político, en lo personal, en sus emociones y en la salud; pero fundamentalmente, en su vocación, en lo que está llamada a ser.

Las mujeres ya visibilizamos esta realidad y la ponemos en debate. La sociedad demanda espacios de representación que garanticen la libertad de expresión y exige a la nueva generación de dirigentes nuevas formas de ejercer la ciudadanía en condiciones de igualdad.

Según los especialistas en violencia de género, este círculo se empieza a romper cuando las víctimas se animan a hablar y a demostrar voluntad de cambio.

De otro modo, las víctimas, muchas veces, reproducen el modelo y terminan convirtiéndose en victimarias.

Por Claudia Martínez

¿QUÉ ES ACEP?

La Asociación Civil Estudios Populares (ACEP) es una entidad creada a principios del año 1999 en Argentina con el fin de promover los derechos y garantías consagrados en la Constitución Nacional y el respeto por los valores democráticos consagrados en la misma. Para ACEP es de especial interés el abordaje, desde una óptica humanista y cristiana, de las problemáticas del empleo, la salud, la educación, los jóvenes y la mujer.


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