Por Carlos Fara. La nueva estrella del gabinete de CFK es prácticamente ignoto fuera de la Capital. Lo conocen más los hombres de entre 45 y 60 años de nivel socioeconómico alto. Para el 46 por ciento de los que lo registran, tiene imagen negativa. No es un buen comienzo para que sea candidato en 2013. Cuando la economía se enfría siempre es difícil lucirse.
Muchos lo consignan como el hombre clave de este segundo gobierno de Cristina. Pero ¿quién es Axel Kicillof para la sociedad?, ¿lo conocen?, ¿qué imagen tiene?
Realmente es poco conocido: hoy a nivel nacional lo desconoce el 65 %. No deja de llamar la atención para alguien de quien todo el mundo de la política habla. Fuera de la zona metropolitana es ignoto. En el único lugar donde es conocido es en la Capital. Su registro es mayor a medida que crece el nivel socioeconómico de los encuestados, entre los hombres y los que poseen entre 45 y 60 años.
Cuando alguien es poco conocido, evaluar su imagen no tiene sentido, ya que el desconocimiento distorsiona por completo las respuestas en una encuesta. Es por eso que, salvo raras excepciones, los poco conocidos no poseen un buen balance de imagen. En ese sentido el número 2 del ministerio de economía no es la excepción.
Dado que en la Ciudad de Buenos Aires dice conocerlo el 75 %, es factible aislar el análisis de su imagen a ese distrito. Ahí el 46 % lo considera de manera negativa, vs. el 32% que lo ve positivamente, mientras que el 22 % lo evalúa regular. Teniendo en cuenta que se lo ve como un posible prospecto electoral para el año próximo, no es un buen comienzo.
Siguiendo con su perfil en la Capital, tiene mejor imagen en los hombres, la clase media, los de 45 a 60 años y los que se consideran kirchneristas. De todos modos, vale advertir que en ningún segmento social o político tiene superávit en su posicionamiento, ni aún en los más afines. Por ejemplo, en los menores de 30 años –ciudadela del oficialismo- tiene una consideración mayormente regular, pero con mucho más negativo que positivo. Solo logra un balance a su favor entre quienes votaron a CFK el año pasado.
Teniendo en cuenta que fue el impulsor de dos medidas bien acogidas por la población –la estatización de YPF recibe una aprobación del 81 %, y el plan de viviendas PROCREAR logra una opinión positiva del 51 %, a nivel nacional- los méritos los usufructúa en todo caso la Presidenta, no el funcionario.
Lo cierto es que –como sucede siempre en estos casos- en cuanto una persona empieza a acumular poder dentro de un gobierno, al mismo tiempo comienza a generarse una cantidad de enemigos notable: algunos por desplazados, otros solo por recelo, y un tercer grupo por simple temor. Pero como existe una ley física que dice que “todo lo que sube, baja”, los que no lo quieren están esperando a que su influencia disminuya, pensando en que Alberto Fernández, Losteau y Boudou ya lo antecedieron en el rubro “presencia estelar”.
Cuando la economía se enfría siempre es difícil lucirse.
